Me pongo la camisa de ayer,
supongo que
porque guarda tu olor,
el color de tus pestañas
o las heridas que nos hicimos en los labios.
Me enseñaste el crisol
que guardas en los bares
y en las costillas
cuando se te arquean
y el sexo de las estrellas,
el vicio,
la deshonra a los ojos de los cuervos,
el placer de los mil demonios que cruzan tu desnudez
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